Te encanta el queso y, siempre que puedes, buscas una excusa para ponerlo en la mesa y saborearlo. Sin embargo, siempre lo haces de forma aleatoria y sin mucho criterio. Si es así, sigue leyendo el resto del post, donde te vamos a explicar cómo conseguir fácilmente la tabla de quesos perfecta. Una propuesta ideal para un picoteo informal, o para una ocasión especial. Porque ¿a quién no le gusta el queso? Veamos cómo conseguir esa tabla de quesos perfecta.
Tipos o variedades de quesos
Antes de empezar debemos tener claro que no todos los quesos son iguales. Para que una tabla de quesos sea variada, debería tener quesos de diferentes variedades (mejor sin repetir quesos de una misma tipología). Eso sí, recuerda no pasarte, no es aconsejable poner más de 10 quesos distintos en una tabla, pero tampoco debes quedarte corto: tres quesos en un plato no puede considerarse una tabla de quesos.
Puedes elegir entre infinidad de ellos, no en vano, recuerda que solo en España contamos con más de 150 tipos de quesos diferentes y más de 32 figuras de calidad diferenciadas, entre denominaciones de origen e indicaciones geográficas protegidas. Y eso, solo contando los quesos nacionales. Si además miramos fuera de nuestras fronteras, el listado se hace infinito.
Una buena pista para saber cómo crear la tabla es apostar por quesos de diferentes características, según las variables que definen el queso: del tipo de leche (de vaca, cabra, oveja, búfala…); el tipo de maduración; la textura; la intensidad de sabor… A más variedad, más diversión para el paladar. Una idea, elegir un queso azul, un queso curado, un queso tipo brie, un queso de vaca de leche cruda, y uno de cabra.
Eso sí, si sigues perdido/a, déjate aconsejar por nuestros dependientes, ellos y ellas sabrán aconsejarte.
Qué orden y cantidad
Sobre las cantidades, todo depende del protagonismo que le vayas a dar al queso en la comida. Si, por ejemplo, lo vas a servir junto a otras opciones, puedes calcular unos 80 gramos por comensal. Si el queso va a ser lo más importante de la comida o cena, puedes aumentar esa cantidad hasta unos 200 gramos.
Ya sabemos la cantidad que vamos a elegir y las variedades. No podemos olvidarnos que la forma de colocarlos (y comerlos) influye también en el éxito de la tabla de quesos perfecta.
Lo más recomendable es colocarlos (y comerlos) del más suave al más fuerte, ya que si se hace al revés, taparíamos el sabor de unos a otros. Es importante también paladearlo y beber agua o vino entre una variedad y otra para que no se contaminen los sabores. También podemos servir pequeños dados de manzana para ‘limpiar’ el paladar, o incluso comer picos de pan o tostaditas MAS Food Lovers.
Otro factor a tener en cuenta en la presentación es el tipo de corte. No puedes presentar con el mismo corte un manchego (en cuña) que un queso azul tipo Cabrales, por ejemplo. Recuerda, también, no cortar con el mismo cuchillo ni en la misma tabla de cortar, para no contaminar los sabores.
Con qué acompañarlos
Toda tabla de quesos que se precie se merece su propio acompañamiento para poder disfrutar de su pleno sabor. Un pan de masa fina, unos picos y tostaditas de pan, pueden ser la mejor opción tanto para aquellos con textura untuosa como para los que son algo más duros. En el caso de los quesos con un toque dulce, podemos acompañarlos también con galletas saladas, frutos secos o incluso algunas frutas, como las uvas.
Otra de las combinaciones ideales es queso con miel o con mermeladas y confituras. Ve probando diferentes combinaciones y descubre sus maridajes.
Y en cuanto a las bebidas, no creas en los tópicos de “queso con vino tinto”. Cada queso puede armonizar con un vino diferente. Te sorprendería combinarlos con vinos blancos, incluso con vinos dulces. Si quieres saber con qué maridar cada queso, échale un vistazo a nuestro blog, donde te contamos mucho más sobre este tema (sigue este link).
Presentación en la tabla, la clave
Por último, pero no por ello menos importante, no olvidemos que la presentación es la clave. Una mesa bien vestida, con una distribución de platos, bandejas y cubiertos cuidada, así como algún elemento que ayude a mejorar la imagen final.
Sobre cómo debe ser la tabla, plato o bandeja donde servirás los quesos, queda a tu elección, pero te recomendamos que puedas delimitar bien cada pieza de queso, y sigue el orden de consumo.
Si, por ejemplo, los coloca en un plato redondo, puedes colocarlos en el orden de las agujas del reloj: a las 10 en punto comenzamos con el queso más suave y a las 11 terminamos con el queso más fuerte. De este modo, los comensales saben cuál es el ritmo que deben marcar y el orden para tomar cada una de las variedades del queso. En el centro, o en un pequeño recipiente junto a esta bandeja, dejaremos el acompañamiento (frutas, frutos secos, pasas, galletas, pan…).
Y no olvides que cada queso requiere de una temperatura de servicio. Evita las neveras para quesos maduros y secos, por ejemplo. Los de textura cremosa deben atemperarse, para saborear más su crema (por ejemplo en el caso de la Torta del Casar).
Y es que, para que una tabla de quesos quede perfecta todos los detalles cuentan.